miércoles, 20 de julio de 2011

PERDIDO EN TI_cap 3

capitulo O3 'Mis Torpezas'

- ¡Ron! ¿Qué ha pasado? – Le preguntó su madre algo alarmada.
La voz de la señora Weasley lo hizo reaccionar, nuevamente, saliendo de su trance y respondió agachándose para recoger los pedazos de vidrios esparcidos por el suelo de la cocina.
- Nada, mamá… Sólo es que ¡AH! – Al estar tan nervioso se había cortado accidentalmente el dedo índice con uno de los vidrios y su dedo sangraba.
Ron se levantó rápidamente con la orejas más rojas de lo normal, queriendo no haber sido el hazme reír de todos los presentes. ¿Cómo es posible que todo esto le estuviera pasando a él, en un mismo día y en frente de Hermione?
Los gemelos, Fred y George, sólo rodaron los ojos, queriendo decir un comentario pero se contuvieron ya que estaban seguros de que su madre les diría algo no muy amigable.
Harry miraba sin entender a su mejor amigo ¿Por qué se estaba comportando así? Pero le bastó girar su cabeza solo un poco para darse cuenta de que Hermione estaba a su izquierda, algo cohibida pero preocupada igual que él. Y Ginny estaba a la derecha de Harry, tenía brazos cruzados como si lo que le había sucedido a Ron fuera la torpeza de él de todos los días.
- Ven, Ronnie, a sanarte tu dedo – Dijo la señora Weasley a su hijo con un toque de ternura, sacando su varita, y tratando a este como un niño de cinco años.
- Si, pequeño Ronnie, ve a ponerte una vendita de caricaturas en tu pobre dedito… - No pudo resistir decir Fred, fingiendo estar conmovido y apenado por lo ocurrido. Pero su madre lo miró muy enfadada, por lo que Fred bajó la mirada inmediatamente.
- Descuide, señora Weasley, yo limpio esto – Se ofreció Hermione pero Molly se negó rotundamente al ver que la castaña sacaba su varita para limpiar los restos de la taza.
- Nada de eso, Hermione, acabas de llegar. – Dijo la señora Weasley.
- Lo haré con magia, no se preocupe… - Insistió Hermione tratando de hacer lo que se proponía pero sabía que la señora Weasley no iba a dejarse ganar.
- Nada de eso… Que lo haga Ginny – Dijo la madre de los Weasley haciendo que su hija comenzara a discutir inmediatamente.
- ¡Mamá! ¡Esa fue la torpeza de Ron! ¡La que siempre ha tenido, porque tengo que ser yo quien…!
Pero el pelirrojo no escuchaba nada, ni siquiera los insultos de su hermana dirigidos hacia él, era como si su alrededor se hubiera extinguido de un segundo a otro sin saber el porqué. Este miraba a Hermione y ella lo miraba también pero de reojo y algo nerviosa después de lo ocurrido.
- Deja de reclamar, Ginny, y haz lo que te digo – Le cortó la señora Weasley a su hija y esta, a regañadientes, comenzó a limpiar el desastre de su hermano.
- No, mamá, no importa. No es nada – Decía Ron tratando de librarse de su madre y que esta le dejara el dedo dañado.
- ¿Seguro, Ron? …- Le preguntó y éste asintió casi suplicándole que ya no lo dejara en vergüenza - está bien – se rindió – Hermione, ya sabes donde ubicarte, en la habitación de Ginny. – Se dirigió a la castaña.
- Gracias, señora Weasley – Dijo Hermione algo despistada.
La señora Weasley se fue seguida por Ginny (quien le reclamaba aún, diciendo muchas cosas atropelladamente mientras iba pegada a sus talones) Y los gemelos salieron de la cocina también, sin antes decir uno de sus comentarios:
- Y esto ha sido otro capítulo de: "Las tonterías de Ron" – Comenzó Fred.
- Claro que si, televidentes, véannos mañana a la misma hora, pero quizá diferente lugar… - Terminó George.
- Ya cállense par de copias – Les cortó Ron algo molesto por el comentario de los dos.
Harry pensó que sería mejor dejarlos solos por un momento, así que se fue sigilosamente a la puerta de la cocina y salió sin ser visto por sus dos mejores amigos.
Y Ron, de pronto se dio cuenta de algo.
Se había quedado solo con Hermione. Como predijo, sus orejas se volvieron rojas y él se puso muy nervioso, la verdad nunca había dejado de estarlo.
- ¿Estás bien? – Le preguntó la castaña acercándose lentamente a Ron.
- Si, si – afirmó el pelirrojo algo incómodo – se me pasará. Fue, solamente, una estupidez.
Hermione le sonrió.
- Por cierto – se adelantó Ron antes de sonrojarse ante ella – Bienvenida, Hermione.
Esta, quien no se había esperado aquello, sonrió mucho más y se abalanzó al pelirrojo, que quedó petrificado. Hermione lo abrazaba después de tantos meses de ausencia.
- ¡Hermione! – Reaccionó Ron asombrado al contacto físico de ella.
- Lo siento… - se disculpó la castaña con el rostro encendido, separándose de el. - Es que no te veía desde… ya sabes y… - titubeó – iré a ver a tu madre.
Se excusó muy nerviosa, pero Ron no la dejó.
- Espera… - dijo calmado pero aún así Hermione se detuvo justo en el umbral de la puerta – Tienes razón. Hace mucho que no nos veíamos.
Ya hora fue él quien se acercó lentamente a ella y la abrazó con fuerza.
Sentía su aroma tan cerca de él. Quizás eso era lo que más extrañaba de ella, su aroma y sus abrazos. Y no solo las peleas que habían tenido en sus años en Hogwarts.
- Hermione puedes…
Alguien había interrumpido ese momento, haciendo que los dos chicos se separaran inmediatamente. Y luego se sonrojaron cuando la señora Weasley sonrió ante aquella escena.
- Lo siento, no quería interrumpir…Entiendo que se extrañen mucho y… - Comenzó a decir Molly y se podía ver de lejos que parecía algo emocionada.
A la señora Weasley le había encantado ver aquello. Siempre había querido que Hermione fuera parte de la familia Weasley.
- No… - le cortó su hijo, inmediatamente – no haz interrumpido nada, mamá – Pero cuando su madre lo miró fijamente a los ojos, dijo: - Permiso – Trató de escabullirse por la puerta de la cocina, pero su madre lo detuvo.
- Espera, Ron. ¿Por qué no le llevas el…? – pero Hermione le corrigió al instante, viendo que la señora Weasley no sabía como se llama lo que Hermione ocupaba para llevar sus cosas.
- La maleta – Dijo.
- ¿La que? – Preguntó Molly – Oh, olvídalo Hermione, como sabes, no tengo idea de cachivaches muggles- Miró a su hijo – Ron, sube la… maleta- Hermione asintió dando a saber que así estaba correcto - de Hermione al cuarto de Ginny.
- Encantado… – aceptó el pelirrojo y salió de ahí queriendo no haber sido descubierto por su madre en esas condiciones.

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