domingo, 25 de diciembre de 2011

Regálame más Tiempo_cap2 [NAVIDAD]

Conjunto de Drabbles, distribuidos en fechas y titulos. Cuando crees haber encontrado un ángel, no solo te ayuda a creer de nuevo en la vida si no a entregar una buena vida.Se que es confusa la explicación pero, espero que les guste queridos lectores: ¡Feliz Navidad!
Capítulo1 - anterior:
http://patrigraf.blogspot.com/2011/12/regalame-mas-tiempocap-1-navidad.html
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20 de Diciembre - noche: ERAS TÚ, SIEMPRE FUISTE TÚ
Una joven estaba sentada en su banqueta, frente a la pileta de los Ángeles.
Tenía que espera a que ella se fuera para poder sentarse a conversar, así que decidió darse una vuelva por la iglesia para ver a los niños y a la monja Sybil.
-Ahí está el señor de cabello raroooo!!! Siiiiiiii!!! – una pequeña corría hasta llegar a sostenerse del pantalón de Ron.
-Jajaja hola pequeña – enredó sus dedos en los cabellos rubios de esa pequeñita.
-Lauren, no digas esas cosas. El señor Weasley no tiene ‘cabello rarito’ – Sybil explicaba con cuidado a la niña que ahora estaba en pose de pedir disculpas – A ver, corrige lo que dijiste.
-Discúlpeme señor. No lo vuelvo a hacer.
-JAJA! No la disculpe, ahora Papa Noel no te traerá regalos – otro pequeño con escaso cabello le dijo sacando la lengua. La pequeña tenía los ojos brillosos, quería llorar pero Ron intervino.
-Vengan… - todos los 10 pequeños que andaban por ahí se acercaron a él, algunos sentados en sus piernas, otros en el suelo cerca de él y unas gemelitas se ponía detrás de él abrazándose de sus robustos brazos – vine aquí a jugar un ratito con ustedes y a acompañarlos para… Madre Sybil ¿a esta hora tomar su leche, no?
-Si hijo, a esta hora es. Vamos – Ron con unos niños ayudaron a poner la mesa, comieron entre risas y juegos, se asearon y fueron a dormir, eran ya las 8:30 pm Ron se asustó y salió corriendo, apenas y se despidió de la madre Sybil que acomodaba sus grandes anteojos para ver a donde se dirigía el joven pelirrojo.
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-Sigue ahí… - dio una revisada rápida a su carro y decidió avanzar hasta donde se encontraba la joven. La nieve sobre sus zapatos hacia un ruido inocente pero que logro sacar de sus pensamientos a la castaña que se encontraba mirando al cielo.
Ella quería voltear, pero sabía quién era así que decidió esperar a que el llegara a su lado.
-Disculpa, llevas mucho tiempo aquí y quería saber cuánto más te vas a demorar – Ron frotaba sus manos, tenía algo de frio pero podía soportarlo un poco más. Ella, ya no necesitaba llevar tremendos abrigos sobre ella, sus mejillas estaban rojas del solo sentir la voz de aquel chico atrás de él, se paró y lentamente giro. El asombro del joven fue mayor.
-¿Hermione? – ella no podía explicar la expresión en el rostro de su amigo… de su eterno enamorado, el chico que la daño pero… que ella nunca olvido.
-Si… - él tampoco hallaba un calificativo que englobara lo que notaba en ese rostro angelical, era la mejor persona que había conocido cuando fue niño, la mejor novia que había tenido, una persona íntegra de pies a cabeza, una persona que no supo valorar, él estaba tenso; Ron se imaginaba que en cualquier momento ella lo abofetearía, le gritaría su vida entera pero el volverlo a pensar ‘ella jamás haría eso… pero que mujer dolida no lo haría?... no Ron! La estas confundiendo ella jamás! Ha sido así ni lo será’ – deja de estar pensando tanto Ron – sonrió tranquila.
-Estas aquí… no puedo creerlo, como es que estas otra vez aquí? – decía desconcertado pero con un brillo inusual en los ojos.
-Vine a… no importa eso ahora. Ayer te fuiste muy rápido y no me dejaste explicarte.
-¿Ayer? Pero, como no te entiendo?
-Primero siéntate por favor, comenzare diciéndote que ‘esta’ – señalo la pileta – no es una ‘Fuente de los Deseos’ jaja no te equivoques, solo es una simple pileta. Se nota que jamás has venido por aquí, es un lugar muy tranquilo.
-¿No entiendo lo que dices? – se sentó de lado para mirarla, pero solo lograba notar su perfil, la estaba analizando y ella se daba cuenta. Vio su cambio externo; era obvio ya no era una adolescente de 15años.
-Ya deja de verme Ron – volvió a sonreír, ella se giró completamente hasta quedar igual que él, de lado – ¿Te alegra verme?
-Mucho – sonrió, tomó entre sus manos el rostro tibio, aun sonrojado de Hermione y acaricio lentamente.
-Genial – rio ampliamente – ahora voy a continuar, yo te estuve hablando las noches anteriores; no me veías porque estaba detrás de esa otra estatua – la señalo – fui yo, lo siento si creíste que fue un Ángel de verdad el que te hablaba – bajo su cabeza, pensó que su travesura se había pasado.
-Eres una chica muy traviesa eh! – Sostuvo sus manos – no solo fuiste tú en ese momento; toda mi vida fuiste tú la persona, la mujer para mí. Discúlpame si te hice daño.
-No te preocupes – los ojos de la castaña se cristalizaron, veía borroso, las lágrimas le impedían continuar y con la manga de su chompa se secó las pequeñas gotas que querían resbalar – es tiempo de perdonar y olvidar todo. Necesitaba regresar para hablar contigo, necesitaba que supieras que no estoy molesta ahora. Todos cometemos errores.
-Lo sé, pero lo mío fue la estupidez mas grade – Hermione se sorprendió al ver que dijo una lisura – disculpa, otra vez. Lo que quiero decir es que… no te merezco.
Que fue eso ¿un beso? Hermione tomo la iniciativa, Ron sentía lana sobre su rostro y era que la castaña llevaba puesto guantes rojos. Ella como siempre fue pausada, ella siempre le entregaba todo el amor y cariño que sintió hacia él, fue su primer amor y chico que creía imposible para ella, el enamorado que hizo de sus días momentos especiales, aquella persona que le acompaño en los momentos más difíciles de su vida; más que las gracias quería entregarle cada segundo del resto de su vida mucho amor. Él no quería apresurar nada, si ella había tomado la iniciativa, pues quería que ella siguiera tomando el rumbo de ese beso de amor; cuanto cambio había en ella, ese beso que cada vez se prolongaba en duración hacia recordar los momentos más felices de su adolescencia, desde el primero hasta el último pero uno de ellos y el más importante para ambos fue cuando ellos se escaparon de la boda de Bill e hicieron una promesa frente a la puesta del sol ‘Nuca pero nunca separarse. Pero si alguna vez el destino les jugaba una mala pasada, cuando se reencontraran regalarse un tiempo para amarse más’.
El aire que les faltaba podría ser lo único que los podía distanciar momentáneamente, apoyados en sus frentes se susurraron a la vez sin imaginar la coincidencia.
-Regálame más tiempo – se miraron sorprendidos. Ambos lo recordaron, recordaron su promesa. Se abrazaron y se dejaron caer en la banca de esa calle despejada de gente y ruido, era su momento, volvían a compartir besos y abrazos intentando recuperarse y salvar ese amor que se tenían y sigue ahí dentro de sus corazones.
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21 de Diciembre: IMPRECIONES
Miro la hora de su reloj de pared y dio en cuenta que ya era la hora de almorzar. Estaba ayer tan feliz, que como adolescente llamo a su hermana que suspendió su labor de robo de Helado de Fresa en el frigorífico y atendió el teléfono para que dejara de sonar:
‘-Ginny estoy feliz, contentísimo, rebalsando de alegría!
-Que pasa Ron? – Dio unas cucharadas al pote de helado – cuéntame, ¿qué te trae de esa manera? Tiene algo que ver con lo de ayer – saboreaba la fresa – lo de la tarde?
-Tiene mucho que ver hermanita, muchísimo, el Ángel con el que hablaba cada noche frente a esa pileta, no era cualquier Ángel. ¿Estas sentada o con Harry al lado?
La pelirroja ya había vuelto a entrar a su habitación, sentándose con cuidado de no despertar a su esposo, dejando el pote de Helado en el buro se acomodó en la cama diciendo.
-SI, ambos. Estoy bien sentadita y con mi preciosidad al lado – sonrió y Ron meneo su cabeza.
-Ese maravilloso Ángel era Hermione!
-QUE!! HERMIONE, PERO SI ELLA SE FUE! AHHH QUE EMOCION! – Ginny empezó a saltar sentada sobre su cama, Harry muy asustado se levantó y como reflejo al escuchar los gritos de su esposa, voltio a verla y se puso serio al ver que ella le susurraba “lo siento… sigue durmiendo” y como la temporada de embarazo de la pelirroja lo tenía en desvelos, volvió a coger el sueño muy rápido.
-SHHHH!!! Vas a despertar a mi amigo! Y bueno que te parece lo que te dije?
-Excelente por mí! Es fantástico, pero… ustedes no…
-Sí, pero eso te lo contare mañana, ya debes dormir es muy tarde y dile a Harry que mañana los espero en mi casa para almorzar ’
Sonó el timbre. ¿Sería quien esperaba?. Verifico por ojito de la puerta y vio una castaña que dejaba ver su cabello por completo, no como a noche que llevaba una gorra gris. Abrió.
-Hola Ron – le dio un corto beso en los labios – miraaaa… - canto mostrándole una bandeja donde llevaba mouse de Lúcuma con grageas de chocolate – sé que te gustan así que las preparé, puedo pasar?
-Claro! Cariño pasa; pero dame eso, te ayudo.
-Con tal que no lo estrenes probandolo! Jaja llévalo al refrigerador. – se quitó la chaqueta que llevaba y lo coloco en uno de los ganchos de un ropero para los invitados – a qué hora llega Ginny, ya quiero verla – le dijo dirigiéndose al balcón que tenía vista a la iglesia.
-Ella está por venir, tuve que contarle – le hacía señas con la mano, señalando a ambos - No te molesta eso ¿no?.
-Para nada, cómo crees? – le respondió sin retirar la vista del templo.
-¿Que ves con tanto interés? – dijo acercándose hacia la castaña, quiso rodearla con sus brazos sobre su pequeña cintura pero solo se decidió poner al lado de ella. Hermione ladeo su mirada hacia su derecha.
-No te has dado cuenta que hay en frente tuyo? – el meneo su cabeza, ella rio – la iglesia, solo debes ir en un vaporetto y listo! – volvió a reír.
-Jajaja no puedo creer que siempre pude haber tenido la posibilidad de encontrarte y no lo hice.
-Ah… - un dolor, como una punzada fue la sensación que le llego a Hermione.
-Qué te pasa? – Ron se alarmo, fue una molestia que aparentemente se le paso rápido a ella. Se preocupó y la llevo hasta una banqueta en el pasillo del balcón – que te está doliendo Mine… - ella lo miro, no la llamaba así desde aquella ultima y desagradable vez que se vieron, pero que más daba recordar malos momentos. Le llamó ‘Mine’
-Nada… ahora ya estoy mejor – dijo reincorporándose, su mano estaba ubicada fuertemente en su tórax para no levantar una posible sospecha, aun con dolor se puso de pie.
-Tendré que creerte, pero si te pones de nuevo así suspendo el almuerzo, ¿de acuerdo? - él no quería ver que ella se quejara de algún dolor nunca más, había sufrido mucho en el pasado, todo tenía que ser mejor ahora que volvían estar juntos.
-No estoy de acuerdo Ronie – sostuvo su barbilla – pero… tengo otra opción?
-Jajaja no lo creo – salían de ahí al momento que sonó el timbre – Uy! Ya sabes tú lugar, pero que no sea un susto grande, porque me puedes alarmar al pequeñín que está creciendo eh! – tanteo su nariz y le dio un beso en los labios.
Ron salió a abrir la puerta de su casa, echando un previo vistazo si era su hermana y cuñado.
-¡RON DEJA DE MIRARME! ¿Tengo hambre te puedes apurar? – Ginny tenía los brazos en jarra, mientras que Harry se retorcía de risa. Tuvieron una demora porque el carro no arrancaba y tuvieron que llamar a un mecánico.
-Es más que obvio que es tu hermana Ron – dijo Hermione susurrando mientras se iba rápidamente a la cocina a ver lo que llevaría a la mesa cuando todos estuvieran sentados. Cerró la puerta y espero su momento.
-Amigo! – un estrechón de manos y un efusivo abrazo fue el saludo de los cuñados – hola pequeño! – sobo la pancita de su hermana.
-¿y al último yo? – Ginny parecía toda una Molly, estrujando los cachetes de su hermano – hola hermanito.
-Au! Mes los dejaras marcados – la abrazó y le dio un beso.
-Bueno ya, basta de charlas y a comer. ¿Con que manjar me vas a deleitar, ah? – Dijo la pelirroja mientras daba 3 palmadas.
-La especialidad de hoy viene con sorpre… - vidrios rotos se escucharon en la cocina.
-¿Qué fue eso? RATAS o ratero? –Ginny salto corriendo lo más alejada del lugar. Harry se puso de pie mirando a Ron.
-¿Qué pasa? Se calló algo allá adentro? – Harry quería acompañar a su amigo pero él le hizo una señal de alto.
El pelirrojo entró empujando la puerta de vaivén de la cocina y se asustó demasiado cuando vio la carne de asado tirada en el suelo, miro más allá y no veía a Hermione avanzo un poco más pasando el gran mueble de granito en medio de su cocina, era muy grande. La castaña estaba tirada en el suelo, con algunas manchas de la comida sobre su blusa y falda. Sus manos estaban apoyadas con casi nada de fuerza sobre su corazón.
-Hermione! – su nombre salió de su boca de forma alarmante.
-Rrr...nnn… - su mano se deslizaba suavemente, sin darse cuenta de que alguien más ya estaba en el lugar, Ron tomo el pulso de su novia viendo que era lento, muy pausado.
-Llamare una ambulancia, le diré a Ginny con calma lo que está pasando – dijo Harry y salió rápidamente de allí, cogiendo el teléfono.
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22 de Diciembre: CARTAS
-Estamos preparando a la señorita Granger y el joven Weasley para la operación. Gracias a usted señorita Weasley, nosotros hemos podido rellenar el formulario y concluir con el examen de la paciente. Les explicare brevemente lo que sucede señores. No estoy seguro si ustedes están conscientes pero, la madre de la señorita Hermione Granger tenía diabetes, la cual fue tratada pero no tuvo éxito. El padre de la misma sufría constantemente de ataques al corazón, el señor se operó con un bypass triple – El doctor Crounch viendo la cara compungida y confusa de muchos de los familiares concluyó – En pocas palabras… dudo que la operación sea exitosa.
Todos los Weasley, Potter, esposas y familiares habían ido esa madrugada al policlínico ‘Casa Di Cura’. Estaban absortos luego de la explicación del doctor. Ayer lo únicos que llegaron y se quedaron hasta muy tarde fueron Ginny, Harry y Ron. Estaban analizando el estado de Hermione. Luego vino la hora de entrega de resultados, entre espanto y llantos fue recibida una trágica noticia de que debían operar con urgencia a la castaña, necesitaban un donador.
‘-Un donador de ¿qué? – dijo Ron, lucia pálido, muy asustado
-De Válvula Cardiovascular – dijo Bartemius, el doctor. Hubo un silencio sepulcral, Ginny se cubrió la boca con las manos ahogando un llanto y Harry la abrazó, sin dejar de mirar a Ron que se sostenía la cabeza con furia.
-Eso significa que la persona que lo dona debe morir – Ginny se fue separando de Harry mientras procesaba lo que su hermano acaba decir, ella llevaba el ceño fruncido.
-Ni lo pienses Ron! – se acercó a él – No estás pensando con la cabeza fría. No puedes matarte simplemente porque ya!
-Ginny! No entiendes, Hermione se me va otra vez… se me va de las manos, de mi vida.
-Ron escúchame… - Harry se acercó a el – no eres la única persona en el mundo, puede donar lo que Hermione necesita. Preguntémosle.
-La clínica no cuenta con reservas y no es necesario una persona muerta joven Weasley, esa intervención puede ser mediante una operación doble ya que es un tejido.
- Bueno eso es diferente, pero estás seguro Ron… - Ginny volvió a cruzar mirada con su hermano
- Totalmente seguro – miró al doctor, a su hermana y cuñado – solo que antes de que me analicen necesito un momento. ¿Doctor cuánto tiempo me puede dar?
- Lo que usted necesite pero no puede pasar de hoy, recuerde que…
- Lo sé – y se fue a un lugar donde solo él sabía que hallaría paz y tranquilidad.
Allí se encontró a la Madre Sybil Trelawney, ella le habló y le aconsejó; apreció ese gran gesto de verdaderamente ‘Regalarle el tiempo que ella necesitaba’. Era algo más allá del amor o una simple relación de novios lo de aquellos dos...
Ron más tranquilo, en una de las bancas se puso a escribir.’
- Mi hijo! Como hizo eso sin antes? Oh Dios mío Arthur! – Molly no hallaba consuelo, su esposo la reconfortaba lo más que podía en un abrazo.
- Señores, tengo unas cartas que dejó el joven Weasley para ustedes.
- ¿Cartas? Es que acaso ese muchacho nos está dejando una herencia – dijo Fred
- Ahora no… pero sería bueno descubrir si la tiene – completó George.
- ¡Cállense! – Mascullo Percy, furioso y con el rostro algo angustiado por la situación. Los gemelos dieron por primera vez la razón a su hermano mayor, no era el momento indicado.
- Continuo, son cartas dirigidas a ‘Sus padres: Molly y Arthur’ – leía mientras les entregaba – ‘Gordita y Mi Cuñado: Ginny y Harry’ – lagrimas resbalaban en las mejillas sonrojadas de la pelirroja, su esposo recibió la carta – ‘Hermanos: Bill, Charlie, Percy, Fred, George’ – El pelirrojo mayor se acercó y recibió la carta, al momento los otros 3 se acercaron a él pidiendo que la abra – Y para los demás dejó dicho lo siguiente: ‘Debe ser muy tarde ya, pero realmente hasta en mi estado más inconsciente durante la operación no dejaré de agradecerle a Dios por la segunda oportunidad que me dio para comenzar, pero de que serviría una segunda oportunidad ¿si no la tengo al lado de la persona que siempre amé?.
Les pido que no dejen de rezar por Hermione, por mí, por el doctor que operará a mi novia (por que ya es mi novia otra vez, estoy muy feliz!); por todos los que estarán presentes en esta sala de operación y porque los papás de Hermione sean nuestros ángeles y estén presentes aquí. Y si se cansan de rezar, pues recen más, para que la voluntad y fe les llegue a sus corazones. Me adelanto a agradecerles porque sé que ustedes lograrán que esta prueba la pasemos con éxitos.
Los quiero a todos y… Mamá despiértame, como lo hacías cuando era niño.’
El doctor concluyó la lectura y Molly salió corriendo a la capillita del Policlínico, todos los Weasley incluyendo Ginny fueron tras ella. Los demás dirigidos por la señora Lily Potter comenzaron una larga sesión, la más importante de ese día: Un rosario familiar.
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23 de Diciembre: AMANECIDA Y NUEVAS NOTICIAS
El reloj de mano del doctor Bartemius Crounch marcaba las 3:00 am.
Habían pasado casi 4 horas de una operación riesgosa, las camillas de ruedas de Ron y Hermione estaban casi juntas, solo separadas por una mesa que soportaba los bisturís, tijeras y líquidos. Sobre ellos unos grandes faroles de luz blanca potente dejaba ver la frente perlada de sudor del doctor, cada cierto tiempo descansaba viendo por el televisor como era la posición del tejido.
Los familiares entre café y panes calientes del restaurant del policlínico, sobrevivían. Las únicas que retenían su hambre eran Molly y Ginny, pero a la última no le daba más remedio que comer; encargaba a Harry que le fuera a traer algo, ella no se movería de ahí ni por el chocolate más grande. Esta su hermano y su mejor amiga desde que estuvo en Italia. La señora Weasley daba unos sorbos al café que le dieron pero lo dejaba y se le caía, o se le enfriaba o simplemente decía ‘no es como lo hago en casa’.
Algunos se iban retirando. Los primeros fueron Bill y Fluer, tenían que ver a sus niños. Percy y Charlie debían ir a trabajar así que también se retiraron. Los gemelos dijeron que irían por abrigos a la casa ay regresarían. Ginny se negaba a moverse, por lo que Harry pidió a sus cuñados que trajeran algo para ella también. Los papas Potter decidieron acompañarlos un momento más a los señores Weasley, a las 8 de la mañana más o menos volvieron a regresar los gemelos y con ellos traían a Luna y Neville; Lavander y Draco además de Cho y Cedric. Todos los nuevos fueron poniéndose al corriente de las viejas noticias.
Las puertas de la sala de operaciones se abrieron de par en par. Era Bartemius.
-Señores Weasley y presentes, la operación ha concluido – después de 10 hrs de angustia, rezo, esfuerzo, fe y lágrimas, concluyó ‘lo más fácil’ – necesito que me presten atención señores y jóvenes. La recuperación de Ronald Weasley será lenta. Las dificultades las presenta la señorita Granger, como les informé.
-Pero no se va a morir ¿no? La operaron, todo será mejor – preguntó con inocencia Luna.
- Señorita… el que esté operada no resuelve nada, su corazón está mejor al igual que su circulación, pero debemos esperar cómo reacciona su cuerpo ante el cambio de válvula – todos procesaban la nueva noticia, era difícil y lo único que tenían era pedir un milagro ¿de Navidad? Claro! Podía ser posible, tenían que intentarlo.
-¿Puedo ver a mi hijo doctor? – Molly se paró con ayuda de Fred. El doctor le explico que debían esperar a que lo instalaran  a él y equipo médico. Una vez solucionado, Molly tomó una silla y se sentó tomando la mano pálida y pecosa de su hijo esperando a que él sintiera su calor de madre y así… despertara.
En la otra habitación estaba la castaña por la cual sus amigos y familiares rezaban con fe, una persona que no valía solo oro, sino momentos de plenitud y felicidad. La que se merecía endulzar la vida a los demás con su eterno carisma.
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24 de Diciembre: PIDE UN DESEO
-…Y cuando íbamos en el carro, le regalaste tus juguetes a los niñitos que estaban en la acera de esa calle; cariño… fue cuando me di cuenta que serías un gran hombre y que todo lo que estás haciendo ahora no es solo por amor a esa jovencita, sino porque tienes un corazón tan inmenso que quieres compartirlo, te quiero mi niño – Molly acariciaba el cabello a su hijo y la otra mano seguía sosteniendo la izquierda de él.
Sus dedos se movieron un poco y la señora Weasley con los ojos abiertos miró el rostro de su hijo. Él hacia un intento por abrir los ojos, la luz del cuarto era muy fuerte para él. Molly se paró haciendo sombra con su cuerpo.
-Pequeño despierta – Ron le sonrió a su madre, se podían ver sus dientes aun debajo de esa máscara de oxígeno.
-Gracias… mamá… - respondía lento mientras que respiraba pausado y relajado – Hermione… ¿Dónde está?
La señora con el puño de su mano se secó las lágrimas – No aquí, aun no despierta hijo – se alejó un momento a bajar la cortina para que la intensidad de luz sea menor.
-¿Por qué?... ¿Qué pasó?... Quiero ver... verla – hacia intentos en vano por sentarse.
-Hijo no, Ginny y Harry están al pendiente de ella. El doctor  nos dijo que ella demorará en reaccionar… es… es todo lo que nos pudo decir – agacho su cabeza guardando una cajita de su rosario en su bolsillo.
-Mamá... ¿Qué día estamos y que hora es? – miraba fijamente a su madre esperando respuesta.
-24 de Diciembre, hijo. Y debe ser las12 o 1 de la tarde, la hora del almuerzo, te van a traer sopa. No es como la que preparo pero que vamos a hacer.
Ron intento reírse pero sentía un poco de dolor.
-Mamá… Quiero pasar la noche en el cuarto de Hermione. Necesito verla – los ojos vidriosos de madre e hijo se conectaron y ella tomando las manos de su pelirrojo menor.
-Haré todo lo que pueda para que ustedes estén juntos hoy, mañana y siempre.
-Te amo mamá… Gracias - más tranquilo Ron se dejó caer en su cama y reposó un poco más.
Si Molly dio su palabra de madre, palabra de mujer! No había quien le impidiera llegar hasta el final.
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Ron estaba feliz! Una enfermera se encargaba de sostener correctamente los tubos y otra de llevar la silla de ruedas. Se dirigían a la habitación final del pasillo.
Ella estaba conectada a más aparatos de los que tenía él. La cara del pelirrojo se transformó cuando la vi, su pecho subía muy lento casi ni se movía, las gotas del suero caían como si fueran livianas. Las enfermeras se habían encargado de ponerle la mascarilla y bata correctamente a Ron.
-Joven Weasley le recomendaría no tocar ninguno de los implementos o máquinas que se encuentran aquí porque – explicaba la señorita.
-Hey! Solo estoy en recuperación. No quiere decir que sea un bruto como para toparme con algo de lo que esté aquí. Si se lo que debo y no debo hacer – no debió responder así pero, sus impulsos le ganaron – Disculpe… gracias por recordármelo de todas maneras.
Ambas jóvenes se retiraron y dejaron a Ron solo con Hermione. El tomo la mano de la castaña entre las suyas, no podía con ello. ¿Cómo podía el estar despierto y ella aun no?
-Todo va a salir bien mi amor  - apoyo su cabeza en el brazo de la joven cuidaba de ella, mientras la noche corría despacio, dándole tiempo para estar juntos; el sueño lo fue venciendo, no estaba del todo recuperado y los analgésicos que le inyectaban hicieron que fuera quedando dormido. Los ojos de ella se podía ver que se movían debajo de sus párpados, parecía que estaba soñando… pero el electrocardiógrafo decía lo contrario, una línea horizontal con un sonido tan penetrante era lo que emitía esa caja que dejo de controlar los latidos de la joven.
*-Hijita – un señor y señora hablaron tras una espesa luz amarilla blanquecina – Hermione ¿Qué haces aquí cariño?
-Mamá? Papá?  Donde… acaso estoy donde creo que estoy?
-Si nos dices donde crees que estás, sin duda alguna resolveremos tu problema cariño – le respondió inteligentemente su padre, como solía hacerlo.
-¿He muerto? – lo único que pudo decir la castaña.
-Hija ven… - la señora la llamaba, quería que su hija se acercara – te estuvimos extrañando mucho, aunque siempre estuvimos cerca de ti y lo sabes.
-Mamá?- Hermione estiraba su mano, apartando aquella inexplicable cortina de humo blanco empezó a ver siluetas conocidas para ella, era sus padres tal y como los recordaba.
-Ahí estas cariño – el señor se acercó a ella y la abrazó, luego su madre le dio una beso sobre sus cabellos y los apartó observando que su hija estaba llorando.
-Papá, Mamá no quiero estar aquí… los extraño, pero no es mi momento para estar aquí ¿Qué me pasó? No recuerdo mucho
-Cariño te dio lo que a mí, un problema cardiaco. Te desmayaste en la casa de Ron – dijo su padre
-Él te llevo a la clínica y dijeron que debían operarte. Lo hicieron. Parece que no dio resultado – su madre bajo la cabeza
-¿Qué?...
-A Ron también lo operaron y…
-¿Qué? Porque a él?
Sus padres le explicaban como fue y lo que sucedió mientras ella dormía, hasta que llegó donde se encuentra.
-Oh Dios mío! Necesito estar con Ron mamá, papá. Llévenme con él por favor – Hermione les seguía suplicando a sus padres que hicieran algo.
-Hija nosotros no podemos hacerlo, tú necesitas pedirlo. Tienes que aferraste a ese deseo y pedirlo.
Hermione se lanzó a sus padres y cerró los ojos dejando caer lágrimas de alegría y tristeza, ellos también la abrazaban y la llenaban de besos.
-Mamá y Papá, los amo. Gracias por estar siempre conmigo – hablaba sobre los hombros de sus padres - Quiero de todo corazón seguir adelante con mi vida que ahora está unida a la de la persona que más ame. Por favor Diosito concédeme ese deseo… *
Las lágrimas caían como cuentas de cristal sobre las mejillas tibias de la castaña.
¿Estaba llorando?
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25 de Diciembre: COMPLETAMENTE
– La máquina! Eso está sonando doctor! – Ron señalaba a Bartemius de dónde provenía el sonido, el electrocardiógrafo volvía a emitir los ‘bips’ marcando el paso del corazón de Hermione.
-Esto es increíble! – El doctor revisaba la máquina – Por favor señorita Patil páseme el manómetro – lo recibió y tomó la presión de la paciente. Ron estaba alerta mientras que era detenido por la enfermera al intentar querer pararse de su silla de ruedas. – Como es que usted señorita Granger paso de un estado 0 a la vida, Dios esto es un milagro! – el doctor susurraba incrédulo por lo que sucedía, las manos le temblaban, estaba presenciando un milagro!
-Oh mi amor…Suélteme! – Ron manipulaba las ruedas de la silla situándose al otro lado de la cama – Yo lo hago solo – el pelirrojo poso su mano sobre el brazo de la castaña, quería que despertara completamente – Que pasa doctor diga algo?
-Compruébelo usted mismo joven Weasley – dijo finalmente viendo como los latidos de la castaña era regulares, Ron la miro, sus mejillas estaban sonrosadas. Se agacho sobre la mano de ella y le hablaba en susurro. El doctor y las enfermeras salieron del lugar dejando solos a los enamorados.
-Minie amor, despierta por favor. Muéstrame esos ojos hermosos, despierta mi vida… - esperaba, no veía algún cambio, miro hacia arriba buscando algo - Demonios Dios! Justo! Cuando empiezo a creer en ti me quieres quitar a mi novia, déjala por favor, que se quede aquí tienes mucha gente allá arriba… Déjala despertar.
-Ronie…no digas ‘demonios’ – sus dedos rozaron con las mejillas del pelirrojo.
-Hermione! – heridas? A caso existían? Ron se paró con esfuerzo, apoyo sus brazos sobre la cama y con una mano retiró la mascarilla por un instante y le dio un beso emocionado y lleno de amor, le volvió a colocar el aparato y apoyando su cabeza pelirroja sobre su pecho.
-Hola amor… - ahora ella fue quien se retiró el objeto que le proporcionaba oxígeno y lo invito a su novio a que le diera otro beso.
-No te la quites mi amor, quiero verte sana y mejor para cuando salgamos de aquí – tocaba sus cabellos castaños con delicadeza dándole otro beso en la frente – Feliz Navidad! Mi amor
-Feliz Navidad? – Rio – es raro recibir el día aquí, pero estoy contigo. Te amo
-Yo a ti amor muchísimo. Gracias por regresar y quedarte aquí conmigo.
-Gracias tu por regalarme más tiempo de vida, mis papás me lo contaron – le explicó ella.
-¿Tus papás? Pero… entiendo. Me alegra que hayas pasado ese momento con tus padres. ¿Cómo fue eso?
-Cariño habrá más tiempo para contarte eso… ahora necesito que sepas que mi tiempo aquí aún no se ha acabado y quería asegurarme de que tú y yo recuperemos lo que perdimos.
-Jamás lo perdimos, yo nunca te pude olvidar amor – besó las manos delicadas de su novia – Quiero preguntarte algo.
-Dime – ella sonrió
-¿Qué opinas sobre el compromiso?
-oh! Bueno, que son muy importantes amor, a veces son para siempre, porque lo preguntas.
-Quiero comprometerme contigo, hoy y para siempre. Jamás quiero separarme de ti y quiero amanecer cada mañana a tu lado, cuidarte y recompensar lo mal que hice al alejarme – saco de su bolsillo un marcador negro que le había dado Molly antes de mandarlo a la habitación de Hermione – Cariño dame tu mano izquierda.
- ¿Para qué Ron…? – la castaña vio que el pelirrojo destapaba el marcador y extrañada lo miró
-No me mires así – rio – no estoy loco, solo por ti eh! Loquísimo de amor – Hermione no pudo evitar reírse pero con cautela.
-¿Para qué es eso? – Ron logro pararse mejor y casi erguido quiso solucionar la duda de su novia.
- Eh pasado mis últimos días en esta clínica, no tuve tiempo de comprar lo que necesito pero quiero que sepas que más que mi regalo de navidad, más que una promesa, más que un compromiso de mi entrega total de amor hacia tí... es una muestra de que lo nuestro durará, como dura un marcador permanente – Hermione rio aun sin entender - ¿Quieres ser mi esposa?
La castaña por fin cayó en la cuenta… Ron tenía una forma extraña, pero le estaba pidiendo matrimonio. La última frase lo confirmo todo.
Con la mano derecha que estaba libre se colocó mejor la mascarilla asustando al pelirrojo.
-Estoy bien… no te preocupes – respiraba – solo déjame un momento hacer esto – siguió respirando, Ron miraba atento cada movimiento de su ‘casi prometida’ – Ya! Si! Ya! – sonrió.
-¿Ah? – respondió asustado pero con un rostro muy gracioso
-Ron sí! – la mano izquierda de ella apretó la de su pelirrojo – Quiero casarme contigo.
Sin dudas esa navidad fue una de las mejores que Ronald Weasley pudo tener, no solo había vuelto a la vida, si no que tendría como compañera a la mujer más maravillosa de su mundo.
Al instante el sostuvo tembloroso la mano de su ‘completamente prometida’ y finalizo ese momento con un dibujo algo tembloroso de un simpático anillo en su dedo anular. Lo que más gracia le dio a Hermione fue que el diamante en ese dibujo fue reemplazado por un corazón resplandeciente, ambos se miraron y rieron.
Era un momento que jamás olvidarían.
Ya pronto sería hora de regresar a casa, contarles a todos la increíble noticia, la boda entre Ron & Hermione. Algo que muchísimos esperaban pero que solo ellos dos sabían que sería un regalo para tener más tiempo de amarse.
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No pude cumplir a todas con los pedidos pero espero que si con las dedicatorias :) Esa historia de Drables fue para mis queridas: Ceci, Amanda y Paty, ustedes hicieron perdidos especiales y esta es su historia navideña Romione, apta para todos y con final felíz :D

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